jueves, 14 de marzo de 2013

El tiempo sigue pasando...

Y sin darte cuenta el tiempo pasa, y de repente un día te das cuenta de cuánto tiempo se ha ido, tiempo que no volverá, tiempo que quizás no quieres que vuelva o quizás deseas revivir, pero da igual, no volverá. Sin embargo es tiempo vivido, y por mal que lo hayas pasado, es tiempo aprendido. Y de repente un día te das cuenta de que has aprendido, de que cometiste errores y de que los has pagado, quizás hasta sigas pagando por ellos aún... Pero sin darte cuenta el tiempo se pasa. Y vuelve un tiempo nuevo, vuelve lo que ayer era un mañana y que hoy es solo un hoy... y ya es un ayer, pero con otro hoy, y por delante otro mañana. Y atrás queda ese ayer, ese enigmático ayer, que a veces no te deja disfrutar del ahora, ese que se te clava en el pensamiento y te atora, y te lo quieres quitar de encima, pero no te das cuenta de que no puedes hasta que ya es demasiado tarde, hasta que el hoy se convierte en ayer... pero no, no es demasiado tarde, porque el mañana ahora se llama hoy y te sigue esperando. Aprovecharlo es una decisión fácil, pero una acción difícil. Y cuando eras pequeño te decían: "cuando seas mayor, tendrás que tomar decisiones, tendrás que elegir por donde va a seguir tu camino". Lo que no te decían era que cuando te encontraras en el cruce, cambiar el rumbo no iba a ser fácil  Y no lo es, pero para eso eres mayor, para guiar tus propios pasos, para aprender de tus errores, para tropezar varias veces con la misma piedra hasta acostumbrarte a ella y no inmutarte al pasarla. 
"Sigue el camino de baldosas amarillas", bonita alegoría de la vida... lo que pasa que en el camino no solo te encuentras un león cobarde al que puedas ayudar, un hombre de hojalata agradecido porque lo engrases o un espantapájaros amigable... en la vida, el camino de baldosas amarillas está lleno de agujeros donde te caes y no puedes salir, duras montañas que escalar o brujas malas y secuaces que no te dejan avanzar... Pero el final es que avanzas. A veces ni tu mismo sabes como, pero avanzas...

Y para colmo todo esto siempre acompañado de un montón de sentimientos, que ni sabes darles nombres, y que a veces te hunden y a veces te hacen volar... Y si lo piensas pierde el poco sentido que parecía tener. Pero hay que seguir siempre el camino de baldosas amarillas, no nos queda otra, y si no hay camino lo construimos, pero seguimos avanzando. Y al final los sentimientos vuelven a su cauce, y te vuelves a enamorar, de la vida, como siempre... o si hay suerte, que la hay, de la magia, de la magia de la dopamina...