sábado, 24 de diciembre de 2011

Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.

Buena Noche a todos. Diría buenas noches, pero todos sabemos que no hay noche como esta; que esta es la Noche, con mayúsculas.
Primero de todo quiero decir que me alegra profundamente poder compartir esta noche con todos y cada uno de vosotros, con mis amigos, con mi familia... Esta es una noche en la que todos nos reunimos alrededor de una mesa con la gente que nos importa y lo pasamos bien hablando, comiendo, riendo, cantando...
Sinceramente, esta noche es para mi uno de los momentos más mágicos del año. Y merece la pena compartirlo.
Quiero desear que la Navidad que hoy comienza sea una época llena de alegría, de buenos momentos, de fraternidad, esperanza y amor... Me gustaría compartir una reflexión: todos y cada uno de nosotros, que hoy celebramos la Navidad, el nacimiento del niño Jesús, nos reunimos en pequeños o grandes grupos de gente, y a veces no están todos los que nos gustaría que estuvieran... sin embargo es una de las poquitas cosas que todos hacemos a la vez, y así, de alguna forma todos estamos compartiendo esta noche juntos, acordándonos de los demás y festejando unidos.
Tengo tristemente que acordarme de todos aquellos que hoy no están con nosotros porque ya no están en este mundo. Aquellas personas que han compartido otras navidades con nosotros, personas que nos han visto crecer... Y con el recuerdo de los que un día fueron he de quedarme, pues no sé y no puedo asegurar que estén en un sitio mejor, pero lo que si se es que vivieron en este mundo con alegría y celebrando las mismas cosas que hoy celebramos nosotros...

Esta es una noche de tradiciones, recuerdos, momentos únicos... y a la vez es una noche que cada año es diferente. Por eso no me gustaría que ciertas tradiciones se perdieran es esta familia, me alegraría de que algún año retomemos esas que ya se han perdido y sobre todo, disfrutaría con que cada año esta fiesta siga siendo única, porque es Nochebuena, pero esta es la Nochebuena del año 2011.

Por último quiero daros las gracias tanto por todas las Nochebuenas y Navidades pasadas, como por todas las que están por venir... Y quiero recordaros que lo más mágico de esta noche es lo que celebramos y no debemos olvidarnos nunca de eso. Jesús habita hoy entre nosotros, vuelve cada año para recordarnos que siempre está ahí, que nunca nos abandona, que camina junto a nosotros... Dejad esta noche que Jésús, el recién nacido, habite en vuestros corazones y que los llene de paz, amor y esperanza.

¡FELIZ NAVIDAD! Mis mejores deseos para esta noche y para la Navidad que comienza.





Quiero, para terminar, poneros el Evangelio de Navidad, para que cada uno lo lea y reflexione sobre estas  fechas que hoy empiezan (Lc 2, 1-20):



Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de César Augusto, para que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo mientras Cirenio era gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.
Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llamaba Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!  

Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.


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