domingo, 23 de enero de 2011

Zanahorias, huevos y granos de café.

Esta historia que hace algún tiempo me enseñaron, me hizo reflexionar mucho sobre mi forma de ver las cosas y sobre cómo afrontaba los problemas. Hoy me gustaría compartirla.

Una niña se quejaba un día a su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó al restaurante donde trabajaba. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bol. Sacó los huevos y los colocó en otro bol. Coló el café y lo puso en un tercer bol.

Mirando a su hija le dijo:

- Querida, ¿qué ves?
- Zanahorias, huevos y café- fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que cogiera un huevo y lo rompiera. Tras quitarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente, la hija preguntó:

- ¿Qué significa esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó fuerte y dura. Pero tras pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil y fácil de deshacer.
El huevo había llegado frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café, sin embargo, eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían sido capaces de cambiar al agua.

- ¿Cual eres tú?- le preguntó a su hija -Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?. ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?. ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable y una fina y frágil cáscara y tras una adversidad te has vuelto duro y rígido?. Por fuera sigues siendo igual, pero... ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?. ¿O eres como un grano de café?. El café cambia al agua herviente, el elemento que le causa dolor. ¡Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor!. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor... ¡tú reaccionas mejor! y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. ¿Cómo manejas la adversidad?.¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?. Piénsalo...

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