Bienvenido a tu casa

La Navidad esta a punto de llegar, y desde hace dos meses, nos lo recuerdan constantemente los escaparates, las luces de la calle, los anuncios de television... pero nadie se ha parado a recordarnos porqué es todo eso.
En este mundo en que vivimos, a veces nos olvidamos de qué es la Navidad, que no es ni más ni menos que el nacimiento de Jesús. En Navidad celebramos con nuestra familia, con nuestros amigos, nos hacemos regalos los unos a los otros, decoramos nuestra casa, las calles de nuestra ciudad, las tiendas... pero casi nadie se para y se acuerda de ese niño que nacía en esta misma época hace 2010 años, ese niño que fue capaz de dar su vida por los demás, de partirse y repartirse, y de amar como nadie a todos por igual. Ese niño que nació en un pesebre, rodeado de animales, es hoy el maestro, el amigo, en el que tanta gente confía, despues de tantos años, la gente sigue amandolo. Realmente, TODOS tenemos mucho que aprender de Jesús, y todos deberiamos acordarnos de porqué celebramos su nacimiento.
Hoy, aparte de expresar mi agradecimiento por todo lo que le debemos a ese niño, me gustaria invitar a quien lea esto a que se detenga, que pare su vida unos minutos, y que piense, que recuerde quién fue y qué hizo. Y después que encare su vida con ese punto de vista, que disfrute a tope de sus celebraciones en familia, que se lo pase genial con sus amigos, pero sin perder el rumbo, sin olvidar lo que celebra, sin olvidar a Jesús, a Dios que se hace hombre entre nosotros; y que el niño Jesús se meta dentro de su corazón y le hable, y le haga más fuerte, y que le haga renacer ese niño que todo el mundo lleva dentro. En estos dias de Navidad, tengo la intención de poner varios cuentos y otras entradas sobre todo esto que espero os gusten y hagan pensar un poquito.
Felices Fiestas a todos, que el turrón y los mantecados no sean la excusa para dejar de lado a Jesús, y que darle a la zambomba y a la pandereta no os impidan darle al coco, se puede hacer todo, recordad que en el termino medio está la virtud, hay que equilibrar la balanza.